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Margot Matre

LA MEJOR MAESTRA.

Una mañana que salí a pasear al Campo, me encontré con un caracol que intentaba cruzar una carretera, el pobre se encontraba al principio de su intento y yo sin pensármelo dos veces, lo agarré por su casa a cuestas, lo llevé al otro lado de la carretera, lo deposité en la hierba, y me marché satisfecha por mi buena acción.

Me sentí muy bien, contenta conmigo misma por haber ayudado al caracol, la verdad es que sin mi ayuda quizás nunca lo habría conseguido, la carretera era muy  transitada a esa hora y cualquier vehículo podría haberlo atropellado.

Ese día especialmente necesitaba estar a solas conmigo misma, necesitaba pensar y obtener respuestas, cuando me encuentro así siempre hago lo mismo, me voy al campo a pasear sola, bueno sola no, me voy con los pensamientos que me intranquilizan y para los que no tengo respuestas.

Ese día quería pensar sobre una persona de mi entorno a la que no comprendía, no comprendía las reacciones que esa persona tenía hacia mi, hacia las cosas que yo decía, cosas que para mí no tenían nada de ofensivas, ni molestas, y siempre dichas desde la cordialidad, pero que para la persona en cuestión era como si le clavaran estacas en el corazón.

Despues de pensar en voz alta y darle cien vueltas al problema escuchè a mi voz interior, entonces comprendí que todo estaba relacionado con el Ego de esa persona, un Ego enorme que le impedía actuar con sencillez y buen rollito.

Lo que decidí fué hablar con esa persona y explicarle las cosas desde mi punto de vista, y que esa persona me explicase las cosas desde su punto de vista para llegar a un entendimiento. 

Mientras volvía del campo pensaba que para una persona con un Ego tan extraordinario le sería imposible entenderme, porque su Ego siempre se lo impediría, y en esas estaba cuando al volver a pasar por la carretera del principio de este relato, me encontré con un caracol aplastado en ella por culpa de algún vehículo. 

Lo primero que pensé era que "mi caracol" habria vuelto a cruzar la carretera y que yo en vez de ayudarle lo que hice con mi acción fué perjudicarle más, lo segundo que pensé es que quizás aquel caracol no fuese el mismo, que fuese otro haciendo el mismo trayecto.

Luego pensando sobre lo que había pasado con el asunto del caracol, me vino una idea a la cabeza, esa idea era que a veces a las cosas que nos suceden hay que dejarlas correr para que sigan su curso natural, y que cuando intervenimos con toda nuestra buena intención lo que conseguimos es justo el efecto contrario, o a veces liarla más.

El nuevo pensamiento que se apoderó de mi cabeza era que pecamos de intervencionistas, cuando resulta que la propia Vida es la gran educadora de todas las criaturas que habitamos en la Tierra, y que ella no necesita de nuestra ayuda, que tenemos que dejarla hacer su trabajo.

Por fin resolví definitivamente y sin proponérmelo el asunto que me traía de cabeza ese día, decidí no intervenir en el asunto de la persona que no me entendía, lo dejé todo en manos de la Providencia que es la parte ejecutora de las cosas de la Vida.

Así que me alejé del problema dejándolo pasar de largo, seguí con mi buen rollito, y el que quiera "Peces", que se meta en el "Rio" de la Vida.

 

                Salud para todas y todos, vuestra amiga Margot.

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