El Amor siempre está, solo espera que le abras la Puerta.
Saludos, señoras y señores, lo primero muchas gracias a Margot por permitirme publicar mi pequeña historia, y como ya la he explicado a Margot, necesitaba contarla, necesitaba explayarme y este es el mejor medio para mí.
Tengo 72 años, soy divorciada desde hace 30 años, y desde entonces desterré el amor de mi vida, para siempre, o eso creía yo...
Todo empezó a lo tonto, yo suelo bajar a un parque que tengo cerca de mi vivienda, bajo con un libro y me entretengo un rato leyéndolo, y en otros momentos mirando lo que pasa mi alrededor.
En un banco enfrente del mío empezó a sentarse un caballero, un señor, esa fué mi primera impresión. El caso es que un día y sin saber porqué levante la vista, y al mirar al frente me encontré con los ojos del señor que también me estaban mirando, y allí me quedé hipnotizada, mirándolo, y así estuvimos un buen rato, el caso que yo estaba tranquila y feliz, y parecía que también él lo estaba disfrutando.
Luego el señor con una sonrisa complice, picarona, pero sin ninguna malicia, se levantó y se sentó a mi lado, se presentó y hasta ahora.
Y lo que siento por él es un torbellino de emociones...
Un susurro, una mirada suya y mi cuerpo entero se estremece, nuestros encuentros ocasionales estimulan mis sentidos, despierta en mí sentimientos olvidados y que pensé que nunca más volvería a sentir.
No entiendo porque a mi edad me siento como una jovencita, como una colegiala.
Pienso en él a todas las horas, y bajo al parque a estar con él, para verle, para escucharle, para admirarle.
Cuando estoy con él, estoy embobada, muchas veces digo hasta tonterías que el hace como que no las ha escuchado, y otras veces las acepta con tanta normalidad que me siento la persona más feliz del Mundo.
Cuando estoy a su lado mi corazón bombea con tanta potencia que devuelve el color rosa a mi cara, a mis manos, a todo mi cuerpo. A veces cuando me roza, hasta me humedezco.
Me digo muchas veces, hoy no bajes al parque, se fuerte, esto que te pasa son cosas de tu imaginación, olvídalo, pero ese día que me resisto es todavía peor, porque entonces bajo como una furibunda a su encuentro.
Se que a mi edad esto que me pasa se podría catalogar de ridículo, por lo menos esto pensaría yo si alguien me contara esta historia, pero no lo puedo evitar, es superior a mí, estoy enamorada como una cria.
Sé que si sigo adelante con estos encuentros me puedo estrellar, pero no me importa, he decidido seguir adelante con todas las consecuencias.
Sueño y vivo para verle, no me puedo resistir a sus encantos, solo pienso en estar junto a él, sentada en el banco del parque, "nuestro banco", donde nos pasamos horas hablando sin cansarnos.
Esta es toda mi ilusión, y sé que quizás pueda sonar a locura, pero estos encuentros y él por supuesto, se han convertido en TODA MI VIDA.
Muchas gracias, una persona enamorada.
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