CARTA POR UN AMIGO, con Alzheimer.
La Vida te ha sorprendido con un duro golpe que nunca te habrìas esperado.
Todo tu mundo se ha venido abajo cuando lo tenías todo para disfrutar... de tu esposa, de tus hijos, de tus nietos, y de tu bien ganada jubilación.
La enfermedad te trajo a mí, aunque yo nunca hubiera querido que fuese así, pero la Vida tiene sus propios planes y eso es todo lo que hay, a veces para bien y otras para no tanto.
En la cima de la Montaña un hombre solo. Se haya hablando con su amà, del amor que siente por ella, de lo mucho que la extraña y de su necesidad por tenerla, ya la perdió una vez y no quiere perderla de nuevo, cuanto amor de siempre guardado y ahora por fin encontrado.
En la cima de la Montaña un hombre solo. Con sus pensamientos, con su soledad, en su cabeza mil historias se suceden cada segundo y no las sabe procesar. Un enemigo furioso se ha colado en su cuerpo y no lo deja en paz.
En la cima de la Montaña un hombre solo. Los recuerdos le brotan como a un geiser, sin control y a toda velocidad, son recuerdos infantiles que se mezclan con otros más recientes que no puede controlar, su cabeza le va a estallar, necesita parar de pensar, pero no puede parar.
En la cima de la Montaña un hombre solo. Cerca de èl muchas personas, (y como en sombras èl las presiente), se acercan y le abrazan, le dan cariño, lo quieren, y todo esto èl lo sabe, el hombre lo siente.
En la cima de la Montaña un hombre solo. Su soledad no es deseada, pero su enfermedad lo aisla de los demás. Le gustaría decirles a todos los que le rodean que los quiere, que agradece sus muchos esfuerzos y que cuando parlotea sin sentido, les está dando las gracias por su cariño.
En la cima de la Montaña un hombre solo. Ahora le ha tocado a èl, mañana podría tocarle a cualquiera de nosotros.
En la cima de la Montaña un hombre solo. Solo dentro de su soledad, pero no solo con su enfermedad y èl lo sabe.
Sabe que cuando lo abrazo lo estoy queriendo, y él se deja abrazar y me devuelve el abrazo.
También sabe confiar en mí, cuando le cojo de la mano para guiarle por este "Mundo" de realidades que no percibe, ya que para él son todo sombras.
Cuando me mira, su mirada de gratitud es mi mejor recompensa, una recompensa que reconforta mi corazón haciéndome más humano, dándome mucho más que todo lo que yo le pudiera estar dando.
En la cima de la Montaña un hombre solo. Un hombre que tiene sentimientos aunque no los pueda expresar. Un hombre que es hijo, hermano, amigo, esposo, padre, abuelo, etc.
Este hombre que se encuentra en la cima de la Montaña, tiene una enfermedad degenerativa incurable, pero aún y con todo, sigue siendo un ser humano como cualquiera de nosotros. Dentro de él sigue existiendo una persona, una persona que siempre será amada y recordada.
En apoyo para todas las personas enfermas, y tambièn para todas las personas que los cuidan.
Salud para todas y todos, Jesùs.
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