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Margot Matre

LA DUDA.

 

La Duda, esa pesada carga, ese extraño sentimiento que nos ataca cuando tenemos que tomar una decisión.

La duda...dudamos tanto cuando tenemos que decidir, sobre todo cosas importantes, que a veces la duda se convierte en un infierno.

Pero con todo, la duda que se produce cuando dudamos de nosotros mismos es con mucho la peor de las dudas.

¿Porque nos cuesta tanto la toma de decisiones, sobre todo las que nos conciernen a nosotros?

Yo creo que dudamos tanto, porque no estamos acostumbrados a la toma de decisiones importantes.

Las personas acostumbradas a tomar decisiones no dudan, las toman sin más, como algo habitual para ellos, bien es cierto que esas personas si dudan cuando tienen que decidir sobre asuntos nuevos o propios, sin embargo siguen tomando las decisiones, aunque las nuevas decisiones les lleven tomarlas algo más de tiempo.

Para estas personas la toma de decisiones se les hace fácil, porque están acostumbradas.

Podemos decir que la toma de decisiones es algo que se aprende, y para aprender nada mejor que tomar decisiones, cuantas más mejor.

En nuestra vida cotidiana dejamos que otros tomen decisiones por nosotros, desde lo que tenemos que vestir, lo que tenemos que comer, lo que tenemos que estudiar, en donde tenemos que trabajar, lo que tenemos que pensar, etc.

Todo lo permitimos porque es más fácil y más cómodo callar, que pensar, o enfrentarse a los demás.

Nuestras vidas se han convertido en vidas lineales y sin sobresaltos, nos hemos amaestrado, nos hemos domesticado.

Con el paso del tiempo nuestra rutina se ha convertido en dejar que otros tomen las decisiones por nosotros, y esto realizado por la mayoría de personas, hace que esta sociedad sea presa fácil de personajes a veces poco capaces y de dudosa reputación pero muy decididos, a los que no les preocupa la toma de decisiones.

Hemos renunciado a la toma de decisiones, hemos renunciado a tomar el timón sobre nuestras vidas.

Cuando dejamos que otros tomen nuestras decisiones, es cuando aparece la peor de las dudas, aparece la duda sobre nosotros mismos y esta duda es la más dolorosa de todas.

No tenemos que dejar que otros tomen decisiones por nosotros.

Si nos equivocamos al tomar decisiones tenemos que recordar que se aprende tropezando, nadie ha nacido sabiendo las cosas, la vida consiste precisamente en esto, en tomar decisiones y equivocarse.

Con el tiempo y después de alguna decisión errónea seremos verdaderos especialistas, seremos los  Capitanes de nuestros barcos y eso es lo más importante para nosotros, y también lo será para todo el conjunto de la sociedad.

 

                          

                             Saludos para todos de vuestra amiga, Margot.



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