ESTA PUEDE SER LA CLAVE.
Cada día que pasa es un reto para cada uno de nosotros, las tribulaciones de la Vida hace que vivamos cosas inesperadas y muchas de ellas no deseadas, pero obligadas.
La Vida puede ser si lo deseamos, una gran contricante o una amiga.
No está en nuestras manos cambiarla, ni entenderla, pero si podemos confiar en nosotros mismos y en nuestras capacidades para ayudar, este puede ser un camino estupendo para serenar nuestras vidas, y de esta manera no desesperar ante las situaciones cambiantes que todos vivimos.
Ayer al salir de casa, me encontré con una Paloma muerta en la acera de la calle, estaba debajo del alero del tejado de la casa donde vivo, me imagino que por alguna razón que no entiendo, esta Paloma adulta, calló del tejado la noche pasada. Debió caer dormida, porque estaba justo debajo del alero, fué como si hubiera hecho un picado contra el suelo.
Mi primera idea fue huir de esa situación, cosa que hice. Mientras avanzaba por la calle, pensé en la pobre Paloma, tirada en la calle, sola y abandonada. Otras personas que también pasaban por allí, la ignoraban y seguían andando como si tal cosa, lo mismo que estaba haciendo yo.
No pude seguir caminando, un pensamiento interior me lo impedía, este pensamiento me decía que debía volver, recoger a la Paloma y depositarla en algún sitio donde pudiera descansar en paz.
Así que me volví y caminé en dirección a la Paloma, que yacía como si estuviera dormida.
Utilizando la bolsa de plástico en la que llevaba el desayuno, metí la mano en ella y utilizándola como si fuese un guante, cogí la Paloma.
Su cuerpo estaba caliente, al mirarla de cerca, descubrí que tenía un golpe en la cabeza, por él se le había escapado la vida. Su cuerpo cálido y adormecido me inspiró mucha pena, era un ave muy bella, sus plumas eran lustrosas y brillantes.
Con mucho cuidado y respeto (dentro de su urna de plástico) la deposité en un contenedor, la Paloma pudo por fin descansar al abrigo de las miradas indiscretas y de cualquier agresión física. Ya no estaba desamparada.
Me sentí tranquila y con el deber cumplido.
Es curioso que pequeños actos como este nos ayuden a sentirnos útiles, y a ver que todos los seres que vivimos en este mundo estamos interrelacionados los unos con los otros.
No podemos dejar pasar las oportunidades que nos brinda la Vida de ayudar. Gracias a estas oportunidades crecemos como personas, mejoramos nuestra autoestima, somos más felices y hacemos felices a los demás.
Todos somos maravillosos, divinos y necesarios. Si así nos lo creemos, habremos dado un paso importantísimo para vivir la Vida con ilusión y alegría, ayudándonos y ayudando a los demás.
Por supuesto de nada vale decir que somos maravillosos y divinos, si nosotros no ejercemos de maravillosos y de divinos.
Saludos para todos, Margot.
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