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Margot Matre

Una historia increible (uno).

Jamás pensé que volvería a contar la historia más fantástica de mi vida, en una ocasión se la conté a mi padre y hasta hoy la había guardado en el fondo de mi baúl de los recuerdos.

Esa tarde me trajeron a mis nietos a casa para que los cuidara, mi hija y su esposo iban al teatro y recurrieron a mi como cangura, así que esa noche los niños la iban a pasar con la abuela.

Estábamos jugando a la Oca, cuando Lucila mi nieta de 7 años, mirándome con insistencia me preguntó si yo siempre había sido tan vieja como lo era ahora, Fran mi nieto de 11 años, salió rápidamente en mi ayuda, la dijo: que cosas tienes Lucila, todos nacemos niños y luego poco a poco nos vamos haciendo viejos, lo mismo que los perros, tu te acuerdas de que cuando trajeron a Luna (una dálmata de dos años que tenían en su casa), Lucila asintió con la cabeza, ya te acordarás que era una cachorrita muy pequeña, y mírala ahora lo grande que se ha hecho, con las personas pasa lo mismo.

Lucila escuchaba a su hermano y entendía su explicación, pero debía considerarme muy vieja porque volvió a preguntar: ¿Abuela, alguna vez has sido una niña como yo?

Me quedé mirándola con atención y en ese momento me vino a la mente una historia que no estaba segura de si debía contarsela o no, solo sé que cuando me dí cuenta les estaba diciendo: Chicos queréis que dejemos de jugar a la Oca y la abuelita os contará una historia que la pasó cuando era una niña de 9 años.

Los dos gritando a la vez dijeron que sí, que les gustaban mis historias, asi que nos acomodamos los tres sobre la alfombra del salón con nuestros cojines, cada cual tenía predilección por el suyo, y una vez que todos estábamos en nuestros sitios bien instalados, empecé a narrar mi historia.

..........................................................Pero eso será, otro día.

 

 

                 

                  Saludos para todos vuestra amiga, Margot.

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